APEGO AFECTIVO / LENGUAJE DEL ADIOS

Venimos al mundo preparados para conectar, para relacionarnos con los demás. Estamos programados para necesitar cuidado, seguridad y protección, aunque no queramos necesitar a los demás, no podemos evitarlo porque es instintivo.  El apego es, por tanto, un mecanismo de supervivencia de la especie. Algunos autores explican que es como nuestro sistema inmunológico psicológico, ¿qué pasaría si no tuviésemos un sistema inmunológico que funcionara adecuadamente?: nuestro organismo no podría defenderse de enfermedades y moriríamos. Pues bien, el apego no es algo tan diferente, si no disponemos de un sistema seguro y adecuado, también morimos pero por dentro.
En algunos casos particulares de nuestra vida ocurre que estamos frente a casos extremos por enfermedad, accidente, etc. donde podemos superar esas crisis extremas gracias a un vínculo que nos contiene y protege.
El apego proviene del miedo a perder la relación con ese otro, del miedo a ser reemplazado y olvidado, el miedo a dejar de ser amado.
Cuando el vínculo es sostenido desde emociones como el temor, esto genera sufrimiento en ambas partes.
El apego tiene una serie de características comportamentales:
·         Esforzarse por mantener la proximidad con la persona con la que se está vinculada
·         Resistirse a la separación sintiendo ansiedad, desolación y abandono ante la pérdida
·         Mantener un contacto sensorial privilegiado con la figura de apego
·         Usar la figura de apego como base de seguridad desde la cual poder explorar el mundo físico y social
·         Refugiarse en la figura de apego en momentos de tristeza, temor o malestar, buscando en ella apoyo y bienestar emocional.

Cómo salir del APEGO
1) Aprendiendo a conectarte con el amor. El amor a ti mismo, el amor hacia el ser con el que compartes la relación.
2) Aceptando que somos seres libres que comparte la vida con un otro. por lo tanto una relación sana es la unión momentánea de dos seres libres que comparten su vida con un otro, aunque siguen siendo individuos.
3) Aceptar que las relaciones, las personas y las situaciones son etapas en nuestra vida y que a veces esas etapas concluyen. Cuando aprendes a aceptar, estás dispuesto luego a cambiar y seguir con tu vida en paz a pesar de lo que haya cambiado.
4) Dejar ir a lo que tienes que dejar ir y seguir viviendo para así encontrar a las nuevas relaciones que te corresponden encontrar para compartir y convivir. De esta forma dejas de vivir en el pasado, en lo que pasó, en que lo que ya no está, en lo que se fue y te conectas con el tiempo PRESENTE, el único tiempo real.

Todo es ley de atracción. Si en la vida atraes a personas posesivas, controladoras, reflexiona cuánto de amor hay allí y cuánto de temor envuelve esa relación.
Las relaciones construidas desde el temor terminan siendo obsesivas, enfermizas, tóxicas y hasta violentas porque el temor hace que las personas vivan sus relaciones como en peligro constante y con ansiedad en crecimiento.
En cambio, las personas que viven sus relaciones desde el amor, entienden que son dueñas de su propia vida y sólo comparten esa vida con la persona con la que tiene el vínculo (hijo, pareja, padres, etc.).
No se sienten dueños de la vida del otro, disfrutan su vida con un otro y se sienten que crecen junto a ese ser humano.

Elaborado por

Psi. Karen Díaz Londoño

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